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1@ COMUNIÓN

La Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, que Él instituyó para perpetuar en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz, confiando así a la Iglesia el memorial de su Muerte y Resurrección. Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual, en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la vida eterna. (Catecismo de la Iglesia Católica #1322-1323-1409)

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Es el Sacramento en el cual Jesucristo entrega su Cuerpo y su Sangre –se entrega a Si mismo- por nosotros.

Es decir:  el sacrificio histórico de Jesús en la Cruz se hace  presente durante la Transubstanciación, la cual tiene lugar en la Santa Misa en el momento de la Consagración.  Se borran las barreras de tiempo y espacio, y la Muerte de Jesús en la Cruz tiene lugar ante nosotros.

No la vemos.  Este gran misterio sucede de un modo oculto, pero los Católicos creemos que realmente en el momento de la Consagración estamos en la Misa, pero estamos también en el Calvario…o mejor dicho, el Calvario viene a nuestros altares.

Esto es parte del misterio de la Misa que debe asombrarnos cada día, para que podamos evitar el acostumbrarnos a la Misay el tomar como un derecho adquirido el estar en Misa cada día.  Es un misterio inmenso el que cada Misa no sólo recuerda los eventos que nos trajeron la salvación, sino que –de veras- los hace presente.

Esta entrega de Jesús en la Cruz que se reactualiza en cada Eucaristía, requiere de nuestra parte que también nosotros nos entreguemos a El y nos unamos a El en la Sagrada Comunión.  Así nos unimos al Cuerpo de Cristo en la Comunión.  Y el Cuerpo de Cristo es su Iglesia.  Es un gran Misterio!

  El Compendio del Catecismo expresa esto así:

La Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, que Él instituyó para perpetuar el sacrificio de la Cruz hasta su segunda venida. (CIC-C #271)

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